Lección 1. Introducción al estudio de las células
El término célula (del griego kytos = celda; del latín cella = espacio vacío), fue usado por primera vez por Robert Hooke (en 1655) para describir sus investigaciones sobre la constitución de una lámina de corcho analizado a través de lentes de aumento. La teoría celular, sin embargo, sólo fue formulada en 1839 por Schleiden y Schwann, donde concluyeron que todo ser vivo esta constituido por unidades fundamentales: las células. Así, se desarrolló la citología (ciencia que estudia las células), importante rama de la Biología.
El concepto de vida es difícil de definir si se piensa en la diversidad que se observa en los seres vivos y más aún si todas las moléculas, que se integran para formar la vida, se observan en forma aislada. La existencia de interacciones complejas entre las moléculas hace que se establezca una unidad funcional representada en la estructura celular. Debido a que la vida se basa en estas interacciones asombrosas, es difícil determinar el significado real del término vida; sin embargo, existen algunas características que diferencian a los seres vivos de los no vivos; en términos generales se puede mencionar: Estructura organizada y compleja; se reproducen utilizando el ADN como molde molecular; generan homeostasis y mantienen relaciones con el medio. Todas las células poseen la misma estructura fundamental, que les permite resolver los mismos problemas de supervivencia (buscar energía, reproducirse, etc), pero cada célula tiene que enfrentar problemas específicos, que varían conforme el ambiente en que vive. Por esta razón, existen varios tipos de células, cada uno de los cuáles presenta variantes en relación al modelo de base.
Las células que constituyen los organismos pluricelulares se especializaron y repartieron entre sí las tareas, para asegurar un mejor funcionamiento del individuo. Así, se encuentran en el mismo organismo células muy diferentes entre sí, que desempeñan funciones tan variadas como transmitir señales, realizar movimientos, transportar oxígeno o producir sustancias destinadas a otras células. Al contrario de los organismos unicelulares, ninguna de estas células tiene capacidad para vivir separada de las otras, y todas son fundamentales para la supervivencia del individuo.
Uno de
los temas de mayor interés para los seres humanos sin duda, es saber cómo
funcionan las células. Como unidades de los seres vivos que son, su
conocimiento resulta esencial para entender cómo trabajan los tejidos, los
órganos y los sistemas. La agregación de células les confiere propiedades
adicionales, que no modifican la mayoría de sus propiedades originales, pues
sus funciones básicas siguen siendo las mismas. Un organismo multicelular, no
importa lo complejo que sea, continúa basando su funcionamiento en el de cada
una de sus células, agregando funciones a las ya existentes en ellas.
Los
estudios sobre el comportamiento celular se iniciaron gracias a la acción de
varias actividades paralelas, que poco a poco han ido convergiendo en un solo
camino que tiende a integrar todos los conocimientos al respecto.
A partir
del descubrimiento del microscopio por Van Leeuwenhoek, se inició el estudio de
las funciones celulares que podían ser observadas con este instrumento, la
división de las células por ejemplo. El descubrimiento del microscopio abrió la
posibilidad de observar objetos muy pequeños y tuvo a la vez el mérito enorme
de haber estimulado la curiosidad de los humanos por conocer más sobre las
propiedades y características de tejidos y células.
De manera
tanto independiente, a partir de los primeros años del siglo pasado, comenzó el
estudio de la composición química de los organismos vivos. Con cierta rapidez,
se llegó a definir un enorme número de compuestos de todos tipos y complejidades
que se podían aislar de los organismos vivos; se generó así una vasta área del
conocimiento humano, la llamada química orgánica.
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